Auténtica mole de piedra, dominadora de la villa, se alza directamente sobre una plataforma rocosa. De sorprendente magnitud destaca el edificio tanto en superficie cuanto en espesor de los muros, lo que entroncaría con el carácter macizo y sobrio del gótico mediterráneo, el cual no se concibió exclusivamente con una finalidad castrense, sino también residencial, que combina elementos diversos: algunos típicos de la arquitectura castrense (torreones, saeteras, troneras, matacán, adarve, etc.) y otros de raigambre palaciega y señorial, como la disposición de las diversas estancias en torno a un patio central. Pese a la carencia de documentación, puede establecerse una cronología para el castillo, que parte del último tercio del siglo XIV, prolongándose hasta la primera mitad del siglo XV. El castillo fue habitado por los Fernández de Heredia hasta el año 1.614, momento en que lo cedieron a los monjes franciscanos; éstos permanecieron allí hasta la exclaustración de Mendizábal (1.835). Con ello se inició el largo proceso de cambios y transformaciones que sufrirá el edificio hasta bien entrado el siglo XX. Debe destacarse la importancia del castillo de Mora de Rubielos en relación con los de la zona mediterránea, con los que puede competir: Bellver, Perpignan, Castel Nuovo y Avignon. La relación con éste último se explica por los contactos de Juan Fernández de Heredia (I), Gran Maestre de Rodas y fundador de la dinastía, con la corte papal de Avignon. En la actualidad, se está intentando que éste cobre vida. Alberga varias exposiciones y en verano es sede del Festival “Puerta al Mediterráneo”.
En la plaza de la Villa, se encuentra el ayuntamiento, edificio del s. XVII y estilo herreriano. Se trata de una edificación simétrica de imponente sillería y parca en elementos ornamentales. Reflejo del declinar del poder señorial y eclesiástico frente a la oligarquía concejil.
En 1.454, el arzobispo de Zaragoza, Dalmau de Mur, a instancias del señor de Mora – Juan Fernández de Heredia (VII) – eleva el templo a la categoría de Colegiata. Se trata de una obra gótica construida a base de piedra sillar. El amplio espacio interior, dividido en cinco tramos, se cubre con bóveda de crucería simple, al igual que las capillas laterales, excepto la del Sagrario (siglo XVII), que se dispone en el lado del Evangelio, próxima al coro. A los pies del templo se dispone el coro, ligeramente posterior; en él, aparecen ventanas semicirculares y la bóveda de crucería estrellada (siglo XVI). La reja de forja, también del siglo XVI, es su elemento más valioso. La anchura de la nave – 19 m – sólo es superada dentro del gótico hispánico por la catedral de Gerona. El claustro, pese a que puede parecer posterior, se halla dentro de la tradición gótica. En 1.851, la iglesia pierde su condición de Colegiata, y tras la última guerra civil, terminará en un estado ruinoso. Con todo, su valor artístico es indudable, y en 1.944 se declara Monumento Nacional. La Ex colegiata de Santa María de Mora de Rubielos es una obra gótica que participa de las características del gótico levantino por su racionalidad constructiva, adaptación al medio, predominio de las masas arquitectónicas (gruesos contrafuertes) y de los volúmenes prismados frente a la menor importancia de la decoración esculpida.
Dominada por la fachada de la ex-colegiata, y detrás, por el castillo, combina la arquitectura civil bajomediaval y renacentista ,casa rectoral, s. XVII, Su fuente, que data de principios de siglo XX, posee un elegante remate de hierro fundido.
Torre-puerta por la que se accede a la Plaza de las Monjas ( o del Mayorazgo), la cual debe su nombre al convento de las franciscanas que albergó el caserón de los Lopez Monteagudo, s. XVI, destacando su alero y la fachada de sillería.
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